jueves, 7 de julio de 2016

Cartas y lavanda


¿Cómo vivir? Me preguntó alguien en una carta, yo le iba a preguntar lo mismo.

                                                 Wislawa Szymborska



Cartas...
nunca escribió cartas, debió hacerlo. Aunque nunca las hubiera enviado, las habría guardado en una caja, seguramente atadas con un bonito lazo y una ramita de lavanda.

 La lavanda le recordaba a su niñez, por eso, le gustaba verla, olerla, pero nunca la tocaba, no podía, tampoco la llevaba a su casa , tan solo podía disfrutarla en el campo, libre, bailando con el viento.

Seguramente, la caja y sus cartas se quedarían olvidadas en algún rincón, en el altillo de algún armario o se perderían en alguna mudanza.
Es lo que suele pasar cuando se quiere olvidar, se guarda. Y a veces, se guarda tanto, que se termina perdiéndolo todo.

Y aunque quedan los recuerdos, estos a veces,no obedecen a la lógica. Se adornan, se ponen o quitan adornos, según interese, para que sean menos dolorosos o mucho más alegres. Se desvanecen, se diluyen y entonces se crean nuevos recuerdos de aquellos viejos que asaltan la memoria pillando desprevenido al corazón.

Sí, debió escribir cartas, o quizá, si lo hizo y las guardó en lo más profundo de su alma, para que el tiempo no desgastara ni la tinta ni los recuerdos,obligándose así a resistir a la desesperanza.


Contacto Vía Mail: alinuski5@gmail.com

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