Y la luna , ya no estaba,
se había perdido
en un cielo negro y nublado.
Ninguna estrella,
quiso hacerle compañía.
Ráfagas de viento soplaron,
para hacer huir a las nubes,
para que volviera a lucir
radiante, bella,
esplendida.
Pero la Luna estaba cansada
y deseaba desaparecer.
Las nubes se arremolinaron,
el cielo se volvió mas oscuro
y de improviso una luz,
cegó a la Luna,
que con tristeza giro la cara
mostrando su cara oculta,
la de la pena y el dolor.
Una lluvia densa
comenzó a caer.
Lágrimas de plata,
de dolor, ausencia y soledad,
que recorrieron,
tierras, mares,
ríos y montañas
y lo empaño todo
de una nostalgia
contagiosa y desesperada.
La Luna estaba sola,
estaba triste,
estaba rota.
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