Me besó hasta enloquecer
por completo.
Me amó como si fuese
la última noche de su vida.
Ahuyentó el frío de mi alma,
pero no me atrapó.
Me confesó que sin mi piel
sus manos estaban vacías.
¡Solo tú me has salvado!
quisieron gritar mis labios,
tan solo le rogué con toda mi alma
que me abrazará.
La luz del alba se intuía tras las persianas,
no pude ver sus lágrimas,
ni sus ojos que me miraban
como si quisieran besarme.
Corazón y sentimiento,
un lamento lanzado al aire
y el destino
que nos negó amparo.
Apurando hasta el último segundo,
como si no fuéramos
a vernos nunca más,
dejamos alargar el silencio.
Palabras imposibles de pronunciar.
sin consonancia,
vacías de promesas
que podrían llegar a ser peligrosas.
Supimos callar.
Ajenos al tiempo
me regaló el sabor
de un último beso .