domingo, 29 de noviembre de 2020

Buena para nada







Por estar atenta al sentir del otro no se sintió ella. Algo le taladraba el corazón al comprender que por mirar a través de no vio.
Por encender a los demás, se apagó. Y ahora no sabe que hacer con tanta desolación.

                               Marcela Serrano.













El cielo se deshizo 
en lluvia.

El aire era 
de un frío cristalino
limpio, azul oscuro
casi negro.

La noche se abrió
de par en par.

Las calles desiertas,
el asfalto húmedo.
En algún lugar
una campana
da la hora.

Cada paso un hundimiento
en la tierra mojada,
el viento que la lleva.

Por delante, 
luz de carretera
asfalto y kilómetros.

Camina sin rumbo
cantando canciones
lastimeras
colgada de sus nostalgias.

No es capaz de sentir,
no es capaz de pensar
no hay consuelo posible
está sola,
no la acompaña nadie.

Su expresión es distante
sus pensamientos lejanos
a la luz de luna 
casi llena,
una sonrisa apenada,
asoma a sus labios.

Quiere gritar al silencio
quiere ser parte de un todo,
envuelta en su inmensa
soledad
poder llenar para siempre
los vacíos.

El cansancio llega
con las luces del alba,
y ya sin miedo
todo queda en calma.




3 comentarios:

  1. El título me distrae, la cita un error que se puede solucionar, el poema hay momentos llenos de esa incertidumbre que se calman, pero siguen persistiendo hasta que no se enfrentan.

    Si cada tiempo que pasa aprendemos a ver lo que hemos sido, sabremos intuir de lo que carecemos y necesitamos,solo basará con permitirnolo. Con darnolo.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. la desolación te lleva a olvidarte de ti y de lo que realmente importa, lo que te hace sentir que no eres buena para nada.
    Saludos
    alicia

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siempre somos buenos para todo, tenemos la capacidad de equivocarnos, pero también la de aprender.

      Eliminar