Sir Alexander Fleming.
En medio del olvido,
unos ojos miraron
al infinito.
Unos labios
susurraron
un secreto.
Un oído capto
un te quiero
encubierto.
Un corazón
latió desbocado.
Desnudando sus misterios,
murmullos
que perturban
la férrea voluntad
de su silencio.
Un destino
que estaba ido,
se equivocó
de sentido.
Un destino torpe,
frágil
que iba a la deriva,
en una noche
de estrellas apagadas
se nubló
de dudas.
Un destino
al que se le enredaron
los hilos
y la hizo despertar
con el alma herida.
La melancolía embarga tus versículos blancos. Creo que la naturaleza de la tristeza nace en el subconsciente, en la noción mesmerizante de sabernos poca cosa, y las tribulaciones que nos ocurren día tras día, son sólo catalizadores en nuestra retorta existencial. Me quedo con los primeros: "En medio del olvido,/unos ojos miraron/al infinito" ... brujulean en el subconsciente esos ojuelos.
ResponderEliminarEstá tu entrada de hoy muy en consonancia con el otoño.
Así que, con un arabesco de hojas secas de arce,
...¡te Saludo!
J u a n " M a e s e P é r e z "
¡¡¡¡¡Y Un Abrazo, claro!
la tristeza es una puñetera que se enquista en el alma y la muy asquerosa no quiere irse nunca, se lucha claro, pero... Gracias por tus palabras y por pasarte por mi blog
ResponderEliminarun saludo
alicia