martes, 11 de marzo de 2014

Seguirá nevando aunque ya no estés

Necesito respirar un momento.

Necesito abandonar mis folios que esperan impacientes ser llenados de confidencias.

Necesito dejar reposar sentimientos, que se agolpan y amenazan con salir del bolígrafo, que sin darme cuenta acaricia mi mejilla y juguetea con un mechón de mi cabello.

Tengo frío, necesito un café, caliente, negro. Un café que me aparte de esta mesa cómplice de mis ansiedades.

Me acerco a la ventana y me sorprendo. La noche ha caído, fuera nieva  y al trasluz de la luna los copos parecen chispitas de varitas mágicas, que con un vaivén se acomodan en la hierba.

Tengo que salir de la tiranía del cobijo de mi habitación. Tengo que dejar atrás esta sensación de plomizo agobio permanente que no me deja avanzar.

Bajo al salón, donde habita el rojo del calor del hogar de la chimenea y de las maderas envejecidas. Me siento en un aterciopelado sofá de este hotel rural, donde el destino me ha traído. 
Un destino que detesto y que no debería haberme encontrado.

Absorta en el los tizones y las llamas, no me percato de su presencia, la de él, el hombre, el actuario de mi destino, que me ofrece una taza de café.

Mi sobresalto le hace sonreír. Sonríe de forma franca, limpia, sensible.

-¿Qué piensas?, me susurra.

-Pienso en todo y en nada. -Le contesto sin dejar de mirar su sonrisa.

Y de pronto, todas las palabras que tenía guardadas, surgen, salen desde mi alma, pasan por mi corazón y salen por mi boca. Llegan a sus oídos, pasan por su  corazón y se quedan en su alma.

Y sin darse cuenta me ha salvado de morir ahogada por mis penas. Abrió las compuertas de mi alma para que salieran para siempre el dolor, las soledades y la triste sensación de abandono que siempre me acompaña.

Porqué ya no estaré sola,ahora lo se. Viviré, por el, por mi , por su recuerdo. Por los sueños e ilusiones que
se quedaron en el camino. Ya no seré un corazón, que sigue latiendo inmóvil, con sueños vacíos de esperanzas.

No tenía alas pero me las regaló.

Cuando me doy cuenta de que estoy sola está amaceciendo, la lumbre en la chimenea apenas son rescoldos.
Ya no  tengo frío, siento que unos brazos invisibles me abrazan. Eres tú.

Y así como vino se fue. Cómo si fuese un ángel, que bajó para llevarse mi perdón, para que no me dejara ganar por el dolor la rabia y la desesperanza.

Ahora se que ya no esperaré verte llegar ni lloraré, porque se que no vas a volver, no puedes volver.

Sé, que escucharas todo lo que siento, que el viento te llevará mi alegría. Guardaré en mi memoria y en mi piel todo lo que pasó y cuanto amor me regalaste.

Por un momento me he sentido perdida. Ahora cada día miraré al cielo para que el amanecer me cuente de ti.

Ya nunca estaré sola.

                                                                                       

Contacta con Alicia Valverde Romero:
En Twitter : @AliciaValverder 
En Facebook: Buenos dias Princesa
En su blog: Buenos dias Princesa 
Contacta Vía Mail: alinuski5@gmail.com

3 comentarios:

  1. Los recuerdos se agolpan sintiendo el dolor de tantas ilusiones y sueños interrumpidos…Pero hay algo que brota dentro del corazón para mitigar el sufrimiento y no morir ahogada en el.
    Hay momentos de soledad que solo un soplo de vida nos hace no caer en la desesperanza…
    Alicia tu relato ha llegado a emocionarme.

    Un fuerte y cálido abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tus palabras, no sabes cuanto significan para mi . Saludos

      Eliminar
  2. Te doy las gracias por tu visita y no te digo mas por que no me va bien el ordenador ...gracias un beso
    Marina

    ResponderEliminar