Esa mañana,
al mirarse en el espejo ,
no se reconoció.
Una mirada fría y sin brillo
le devolvía el reflejo
de unos ojos
que habían perdido
el lenguaje para transmitir
cualquier tipo de emoción.
El espejo le marcaba
la frontera del tiempo,
esa, que pesa en el alma
como una losa,
de la que no puedes desprenderte.
Ni su rostro ni su alma
estaban intactos.
No había logrado apartar
su recuerdo
ni un solo día de su vida.
No se pidió perdón
por querer consumirse
hasta desaparecer.
No se pidió perdón
por negarse a soñar
porque era allí, en sus sueños
donde estaba segura
de encontrarlo siempre,
y un buen día,
dejó de encontrarlo,
vio desplomarse su mundo
y se encontró sin timón y a la deriva.
En Twitter : @AliciaValverder
En Facebook: Buenos dias Princesa
En su blog: Buenos dias Princesa
Contacta Vía Mail: alinuski5@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario