sábado, 21 de abril de 2018

Cruzando el silencio



Déjame caminar
A tu lado siempre
Déjame deshacer, cada septiembre.
Sabes que cuidaré
Todas tus rarezas y si te queman por dentro
O te duele el alma que a mi también me duela

Que a mi también me duela.

                                                                         Mikel Izal Luzuriaga














Está preparada, pero nada sucede.
¿Lo peor? es el silencio mientras espera callada la respuesta, se encoge de miedo su alma.

Fuera la madrugada se ilumina de plata. Tan solo desea que algún sonido llene ese espacio frío, ese vacío inmenso, oscuro y sin palabras que ha crecido entre ellos. Que algún sonido alborote la noche, pero no alcanza a escuchar nada, tan solo a oír un suspiro de desencanto.

Las velas encendidas se van apagando unas, extinguiendo su llama otras, como su esperanza. Su cuerpo tiembla, se estremece y un quejido sale de su garganta, a borbotones le resbalan lágrimas por la cara, pero el silencio sigue inundandolo todo y ella tiene la mirada cada vez mas triste.

Arde de dolor su corazón y el tiempo de repente se vuelve lento, la oscuridad crece cada vez más fuerte. Siente que se ahoga,no puede respirar, la tristeza la envuelve, la acaricia, la abraza, la hace suya poco a poco, conoce y reconoce esa sensación que creía olvidada, como los recuerdos lejanos que aparecen cuando menos los esperas, esos que no sirven para nada, tan solo para atormentar, romper la paz, la calma y la serenidad que da el olvido.

Hay mucho dolor, apenas quedan esperanzas. Se sienta descorazonada, le oprime el pecho una sensación total de ahogo, quiere salir corriendo, huir, escapar, pero debe esperar lo que está por suceder.
No puede evitar sentirse dolida con su destino.

Un llanto ahogado vuelve a apoderarse de ella, está a punto de desfallecer derrotada por la incertidumbre.

Intuye que algo ocurre, no sabe que le atormenta, pero ve las sombras que cruzan su mirada. Vuelve a ver el miedo en sus ojos y desde su corazón le pide a gritos, le ruega que no se de por vencido, que no se convierta en un ángel caído.

Le tiende su mano para rescatarlo, para acompañarlo a recorrer juntos su camino, para conseguir que llegue a ser la persona que desea ser, que sea valiente para enfrentarse a la realidad y a su propia vida.

Él, no sabe como romper el silencio, lo que sí sabe es que no quiere que su ilusión se muera, que sus sentimientos se enquisten  y se queden enjaulados para siempre sin voz, sin vida,sin luz, por eso, toma su mano y deja volar sus sueños atrapados.










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