El amor nos fuerza a amar lo que nos hará sufrir
Proust.
Una noche de insomnio
mis formas femeninas
huérfanas de tus manos
yacen en la cama.
Una cama que se ha convertido
en un campo yermo,
por el cual vago errante,
enredándome en sábanas frías
desarropada del calor
de tu cuerpo.
Y aún así, mi deseo por ti,
persevera, se hace fuerte.
Me torturo recorriendo mi silueta,
pensando en tu cuerpo,
te desnudo en mis pensamientos,
lleno los espacios con mis manos,
amor sin besos
mis suspiros te reclaman.
Me convierto en fuego
y ardo por dentro,
de tanto amarte
me deshago en la sal de
mis lágrimas
en la humedad de mi culpa.
Descubriendo mi geografía interior
siento
¿Algo? ¿Todo? ¿Mucho?
gemidos frustrados,
un poco de mi,
nada de ti.
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