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jueves, 26 de julio de 2018

Un mar para esperar





No más palabras. Las conocemos todas, todas las palabras que no deben ser dichas. Pero has hecho mi mundo más perfecto

                                                      Terry Pratchett 









Entre un millar de dudas, un susurro:
 -Tengo algo que decirte.

De arriba a abajo, un desagradable escalofrío recorrió su cuerpo. Se recostó sobre si misma, observando tras la ventana la línea que formaba el mar en el horizonte.

 Respiró. Sabía que su mundo se iba a volver loco, de repente todo se había precipitado y no sabía cómo controlarlo, desgraciadamente, intuía que para cuando lo descubriera, sería demasiado tarde.

Ni la luz radiante del cielo, ese día de verano, consiguieron aplacar la sensación de amarga ansiedad. Y eso, solo era el comienzo.

No se veía capaz de hacerle frente. Volvió a notar que el aire le faltaba, y de pronto un nudo empezó a comprimirle la garganta.

 Se incorporó, abrió la ventana, entonces pensó que el mar se hizo tal vez para la espera, respiró despacio para poder afrontar el momento que se acercaba y lo que lo reduciría todo a escombros.

Se giró, se acercó, y se dispuso a escuchar, aunque lo que realmente quería era tornarse invisible.

-!No!, es la única palabra que recuerda, la que cerró las puertas de alma, de su vida.

-Todo irá bien, ya lo veras, estarás bien. Lo escuchó decir.


-Lo sé... mintió.



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1 comentario:

  1. Como la vida misma, doy fe.

    Así es este texto.


    Feliz día saludos.

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