Y como la ceniza que se vierte
las manos arden
y arde la sonrisa
las uñas se rebelan
y el corazón se sale de su órbita.
Es que el dolor tiene un vestido en todo, y es invierno y es
verano,
musgosa soledad
y piedra en sombraRicardo Bogrand.
Cuando se queda sola
frente al espejo.
Cuando se queda sola,
y se despoja de la mascara,
cura sus heridas
con el agua salada
de sus lágrimas.
Con la cara mojada
de llanto,
despinta sus ojos
y el espejo le muestra
su tristeza,
y se sumerge
en un abismo de soledad.
Tiembla toda entera
un nudo en la garganta
y un miedo terrible
a que nada pase,
a que no pueda
seguir viviendo así,
a dejarse arrastrar
por la corriente
a que de nuevo
le alcance la tormenta
y vuelva a quebrarse
su alma.
Miedo a volver a llorar
en silencio, a escondidas,
miedo a ser invisible,
miedo a que a nadie le importe.
Y se mira de nuevo
en el espejo,
esperando encontrar
un atisbo de esperanza.
Se siente pequeña, gris,
cansada.
Apaga la luz, la oscuridad
la engulle, todo el frío
del invierno la envuelve
y en medio del silencio
crece un sollozo.
Se duerme, tiene toda la nocha
para inventar un nuevo comienzo
que evapore la tristeza,
cuando al amanecer
se mire a este lado del
espejo.
Contacta Vía Mail: alinuski5@gmail.com
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