Páginas

lunes, 13 de noviembre de 2017

Los días perdidos




Tú sabes que cuando te odio, es porque te amo hasta el punto de la pasión que desquicia mi alma.

                                        Julie de Lespinasse









Espérame tranquila amor,
vuelvo enseguida, vida mía.
No tengas miedo,
duerme tranquila
ya no estás sola.

Y  yo te creí...




Una noche sin luna te fuiste como si no pasara nada. Olvidaste cual era mi portal, que yo te esperaba sentadita en mi silla de enea y me quedé llorando llenita de pena.

Me robaste el porvenir, dejándome caer en el pozo más oscuro de la desesperación.

Con el recuerdo perdido en el pasado, me oyeron gritar, llorar y maldecir tu nombre.

Marchaste, dejando tras de ti la huella de la soledad, me quedé perdida, en esta tierra de nadie, seca, estéril, fría y oscura.

En mi mundo dejó de brillar la luz.

Siguió pasando la vida, una vida que continuó sin mi, todos los días volvieron a ser uno más viendo las horas pasar. Se me pasó la vida para a amar a nadie más.

Aprendí a no olvidar y a esperar.

Después, mucho después, mi cuerpo empezó a desprender olor a vidas pasadas y no me importaba, era tú recuerdo que me visitaba a escondidas.

Mi corazón lleno de desconsuelos e incertidumbres sentía que siempre te estabas marchando y mi sinrazón necesitaba que volvieras para devolverme el aire.

Me aferré a tu recuerdo y lo até a mi corazón para que no te convirtieras en un extraño en mi vida.

A veces, te enredabas en mi mente como una tortura, como una loca obsesión, te acumulabas en el alma y entonces me dolías; no vendrías a salvarme del precipicio ni de las sombras ni del vacío ni del caos...

Quedaron para siempre mil sueños pendientes y donde siempre hubo amor, tan solo quedó una herida abierta.




Contacta Vía Mail: alinuski5@gmail.com

2 comentarios:

  1. Esa eterna espera que pacientemente se sienta en cualquier postal.

    Mil besitos, Alicia.

    ResponderEliminar