Todo estaba tranquilo, todo menos ella. El dolor de lo vivido, los recuerdos que la ahogaban, haciéndose reales cada vez que los pensaba.
Se acercó a la orilla de un mar tranquilo y cristalino, en una tarde de calor, con todos los azules reflejados.
La mirada fija en el horizonte, absorta.
Sintió, como una ola acariciaba sus pies, se lleno de sal y se convirtió en lagrima, que fue recorriendo cada centímetro de su piel y de su cuerpo, liberándola de angustias y dolores. Serenando su alma, respiró feliz.
Se abrió a la vida. Decidió tumbarse en la arena y millones de granitos de arena de todos los colores y tamaños se acercaron a jugar con ella, le hicieron cosquillas, tantas, que reconoció la felicidad.
Se dejó acariciar por los rayos de sol, que suavemente recorrieron su cuerpo y lo llenaron de luz, destellos dorados. Fuerte y mágica , reconoció la paz.
Y de pronto, notó como su pecho se abría y de su corazón, salieron revoloteando dos mariposas, jugando a descubrirse, entre besos, caricias y aleteos, reconoció el amor y se sació de el.
Otro grupo mas numeroso, salió de su cabeza, en un orden caótico, hablando, discutiendo, una encima de la otra, dándose razones sin orden ni concierto, entonces reconoció la realidad.
Alguna polilla también salió, recuerdos tristes que había decidido olvidar, reconoció en ellas la tristeza.
Recuerdos adormecidos, regresaron del pasado para convertirse en un nueva realidad, y entonces, descubrió la esperanza.
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Mi Libro de poesías: "La vida me sorprende": E editorial ArtGerust : La vida me sorprende
Un pequeño sentimiento
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