Añoranza enquistada,
recuerdos que se hacen
nudos en la garganta.
Aún duele,
por eso llora,
para sanar su alma,
para deshacer los nudos
y poder formar otros lazos,
con otro querer,
con otro sentir.
Llora para no quemarse,
para no endurecerse,
para no marchitarse
antes de tiempo,
para curar,
para cerrar heridas.
Llora para decir adiós,
recuperar sentimientos
que un día olvidó,
que se quedaron en medio de la nada.
Llorará,
hasta borrar el miedo
a la soledad.
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