Frente al espejo, él , sus contradicciones, impulsos, debilidades y su fortaleza.
Años gastados. Hasta hoy. Hoy, las estrellas fugaces llegaron cargadas de deseos.
Encontró un trébol de cuatro hojas y la primera carta que salió de su baraja fue el as de corazones.
Hoy la vida le dice que sí, que debe arriesgar, que va a ganar.Y hoy lo cree, sale a su encuentro, se acerca por detrás , la coge desprevenida y sin darle tiempo a reaccionar, lo dice, lo dijo como hablando consigo mismo. En un tono suave y cálido , queriendo envolverla con sus palabras.
Lo dijo despacio y al ver el asombro de lo inesperado en sus ojos, lo volvió a repetir, una y otra y otra vez, hasta que la hizo sonreír.
Entonces la tomó de la mano fuerte, muy fuerte y salieron a pasar bajo la lluvia.
Era una bonita tarde de otoño, cargada de nostalgia, era jueves y eran felices.
Persiguieron los pequeños remolinos que juguetones se cruzaban traviesos entre sus pies para hacerlos tropezar. Remolinos que arrastraban pasiones, motas de polvo que al posarse en sus cuerpos los cubría de deseos.
Corrían, saltaban, se reían, se miraban, se paraban y se besaban.
Se perdían sus manos entre sus ropas, que empezaron a volar, una camisa primero, una blusa después, se descalzaron y sintieron en rocío bañando sus pies.
Una falda les hizo la cama, cuando al caer, lleno de flores el suelo , pequeñas, blancas y amarillas margaritas que contentas sonreían.
Un pañuelo azul, voló hasta el cielo y tapo el sol que curioso los miraba y millones de estrellas, galaxias, constelaciones y hasta planetas iluminaron la oscuridad vistiendo el cielo de fiesta.
La luna, no quiso estorbar y se ocultó entre dos nubes, que se vistieron de gasa y tul.
Y ya desnudos, piel con piel, se descubrieron, se tocaron, se besaron, se amaron, se fundieron, se poseyeron sin miedo.
Se quedaron para siempre perdidos, uno en la mirada del otro, en sus sonrisas y en sus caricias.
Continuaron mirando hacia delante, sabiendo que ambos habían encontrado su destino.
Que ambos iluminarían sus vacíos mutuos, tanto, que por una vez podrían ser felices.
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