Son regalos muy pequeños para un valor tan grande. Pero está
en mis manos el dároslos, lo cual hago con el corazón alegre y con la esperanza
de que los guardaréis no tanto por su valor como por lo que significan corno
recuerdo.
Lloyd Alexander.
Le regaló un beso alegre
y una mirada cómplice,
un manojo de verdades nuevas
a las que agarrarse.
Un instante mágico
que la hizo olvidar
antiguos desencuentros.
Un millón de mariposas
que anidaron en su alma
y alborotearon
su corazón.
Mil sonrisas
y una más,
para que nunca le faltará
la alegría de vivir.
La volvió a mirar
de nuevo
con aquella mirada
que un vez se quedó
dentro para siempre.
Esa mirada,
que entre todas las miradas,
la escogió a ella
para siempre.
La llevó al límite
del amor y la cordura.
Dejo en ella
su rastro
Volvió a ser ,
su punto de referencia
para no volverse
a perder nunca
en la vida.
Contacta Vía Mail: alinuski5@gmail.com
Son los pequeños gestos los que nos coronan la vida. Un hermoso poema
ResponderEliminar.. y, añado con permiso, a veces, deberíamos ser más generosos.
EliminarGracias Demian, un saludo
alicia