Te rocé
y sentí deseos
de besarte.
No pude evitar
acercar mis manos
y acariciar
con mis dedos
la palma de tu mano.
Te miré los labios
deseándote aún más.
Te amé, me cansé
de amarte
pero solo eras necesidad
no eras principio
ni fin.
Me abracé a ti,
cómo si fueras tú,
el salvavidas de mi soledad,
pero cuando llegó
la mañana,
no amanecí contigo.
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Mi Libro de poesías: "La vida me sorprende": E editorial ArtGerust : La vida me sorprende
Sólo fue un sueño, precioso y efímero sueño.
ResponderEliminarMil besitos, Alicia.