Conocía tan bien
las necesidades de su cuerpo,
como ignoraba,
las de su alma.
En un segundo,
hacía vibrar su cuerpo,
sus dedos viajaban hasta
el centro de sus ganas
y volvía loco su deseo.
Se entrega a él sin cordura.
Se hacía agua en él,
ardiendo en lágrimas
y en placer.
Se convertía en suspiro,
dando rienda suelta
a la pasión.
Con su nombre
entre sus labios,
entre la fragilidad
y el deseo,
se bebía sorbo a sorbo
la realidad,
dejándose llevar
en la locura
de sus brazos.
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Mi Libro de poesías: "La vida me sorprende": E editorial ArtGerust : La vida me sorprende
Qué maravillosa es la pasión. Un abrazo.
ResponderEliminarsaludos, gracias por el comentario
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