Lo contempla
con un distancia absoluta
como si fuera un extraño.
No lo reconoce,
ya no lo cree,
no quiere que salga a su encuentro.
No sufrirá mas,
por el sufrimiento
de él.
Suspira profundamente
antes de decir
lo el él, no espera escuchar.
Heridas que no cicatrizan,
que se reabren con el tiempo.
Se marcha,
dejando interrogantes
en sus ojos.
Mientras se aleja,
pierde los contornos de la realidad.
El volumen de su vida
se va desdibujando,
porque era solo un sueño.
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Es muy hermoso... Me sentí la protagonista, de tu bello poema.
ResponderEliminarGracias Amelia, encantada
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