Juré ante el mar
no volver a creer
que hay un futuro
para los dos.
Que la brisa se lleve
mis te quieros,
los que te dí
y los que ya,
no te daré.
Que mis lágrimas
se conviertan en olas y espuma blanca
que contra las rocas
se estrellen.
Que nunca vuelvan,
que se pierdan
en las mareas
y las corrientes
los alejen de mi alma.
Mi corazón,
aun mintiendo
a la razón,
necesita navegar.
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