El cielo sigue siendo azul,
y nosotros seguimos
jugando a extrañarnos.
Tuve que alejarme de ti,
tuve que aprender
a ser sin ti.
No quise volver
a morir en tu alma.
Escapando de tu invierno
me refugié en otra primavera.
Aprendí a escribir silencios,
los escribía con susurros,
le escribía a un
destino,
que nunca fue nuestro.
Me fui y dejé
la mitad de mi vida.
La otra mitad ,
en un callejón sin salida,
se fue enredando en la duda,
viendo pasar los segundos,
viendo la vida pasar.
Creí que no podría seguir,
aprendí.
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