Me volví loco, con largos intervalos de horrible cordura.
Poe.
Marcela, la de los ojos
tristes,
la que se hace preguntas
para las que no encuentra
respuestas.
Marcela a la que le pesaban
los años perdidos
enajenada y ausente.
Pobre Marcela
La que una vez
fue dulce y abnegada
la que quedó inerte
llorando amargamente.
Marcela
sombra triste
de lo que un día fue,
no encontró
el camino de vuelta.
Neblina grisacea
desaliñada y sucia
que la cubrió de harapos.
Marcela tan solo
pidiendo por compasión
limosnas de ternura.
Marcela llena
de huecos vacíos ,
dolores añejos
Marcela,
rodeada de nubes espesas
que crearon ausencias.
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El aire de añeja tristura que envuelve tu creación resulta reconfortante como los versículos antiguos. "Marcela" se complace en ser leída, extrañada y en suma, vivificada, aún a su pesar por la melancolía en la que flota. Y desde luego -como enamorado de Edgar A. Poe y toda su obra absolutamente dueña de la biblioteca de mi gabinete -el haber prologado con una cita del Maestro del Buen Terror es un acierto descomunal.
ResponderEliminarCordialmente,
M a e s e P é r e z .
gracias por tus palabras. Interesante tú blog.
ResponderEliminarun saludo
alicia