Tanto maltrataron su sonrisa
que hoy
hasta los golpes de suerte le duelen.
Tristán Vela.
Tus ojos ya venían
llenos de ausencia.
Era triste tu cuerpo,
tu alma,
acumulaba penas,
tu corazón estaba sellado.
El deseo y el destino
empujaban tus pies
conducidos por la
melancolía.
El dolor te había borrado
la memoria
y tan solo recordabas
el vacío de una perdida.
Buscabas en un abrazo
la paz que perdiste
una noche incendiada
de estrellas
en la que extraviaste
un deseo lleno de angustia,
que se tragó,
lo que fue y ya no era
nada más que pasado.
Te aferraste a la esperanza
de que un día tu sueño
viera cumplido su destino
y seguiste tu camino
arrastrando tu infinita
pena.
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