Si la pasión, si la locura no pasaran alguna vez por las almas… ¿Qué valdría la vida?
Jacinto Benavente
Al otro lado de la puerta
el tiempo se detuvo.
Las horas fueron
transcurriendo lentas.
Al otro lado de la puerta
entre besos y sususrros
largamente anhelados
las dudas se deshicieron
y se fundieron los miedos.
Al otro lado de la puerta,
respirando el mismo aire
sintieron que estaban vivos,
sintieron el latido
acompasado de sus corazones.
Al otro lado de la puerta
las sombras del atardecer
les sorprendieron abrazados.
Al otro lado de la puerta,
en el aire, una nostalgia
casi tangible,
nunca podrán borrar
el recuerdo de ese instante,
donde encontraron
el amor y la fe perdida.
Al otro lado de la puerta,
la pasión y la vida.
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Tanto por sentir a ese otro lado...
ResponderEliminarUn placer, Alicia.
Mil besitos.
Muy bello. Besos.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarY es en ese otro lado, allí donde ser y sentir cada ápice de vida, donde amar con pasión, donde sentir los pies elevándose del suelo…es allí, es así…cómo en verdad vale la pena vivir…
ResponderEliminarPrecioso e inspirador, Alicia…
Mil Bsoss!