Mientras la vida
transcurría con calma,
se quedó pensativo
sin saber que hacer.
Arrastró su pena
en una tarde gris de invierno.
Herido, derrotado,
pues ya nada esperaba.
Las palabras se quedaron
atascadas,
palabras llenas de lágrimas
y sollozos, llenas de deseos
furtivos,
ocultos por su soledad.
No se atrevía a aceptar
la realidad,
no quería aceptar,
lo que inevitablemente, era verdad,
no podía parar el tiempo.
Le invadió el silencio,
con las sombras de la tarde,
fue penetrando en sus secretos...
!Volveré a buscarte
enseguida! le dijo,
en un susurro que el viento
arrastró.
!Que no se te olvide!
dijo ella
con toda la esperanza guardada
en su pecho.
Esas fueron sus últimas palabras,
las que no olvida,
las que van acompañadas de una sonrisa
y del brillo de su mirada,
viéndole caminar despacio.
Se conmovió
cuando su imagen inundó
de luz su oscuro corazón.
Apretó los labios
sin poder evitar la intensidad
de su emoción,
y lloró lágrimas de
nostalgia.
Cansado de buscar,
el destino y la sonrisa
que en el camino perdió,
pues aún no sabe
porqué no volvió.
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