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lunes, 13 de abril de 2015

El coleccionista de lágrimas














Siempre fue un niño triste, callado, sigiloso, casi invisible.
Aprendió, desde que en el vientre de su madre, él , la oía llorar día y noche, sin descanso. Cuando intentando consolarla, se estiraba y con sus manitas intentaba acariciarla, apaciguar la pena , y como no tenía fuerza, entonces pataleaba con fuerza , diciendo:
_!Eh, no llores, estoy aquí, soy tu vida!
esa era peor, porque entonces el llanto se volvía desgarrador y le hacía daño, se asustaba y se quedaba quietecito.
 Estaba seguro de que el día en que ella se mirara en sus ojos, dejaría de llorar. Pero no fue así. Jamás lo miró, su madre se perdió en un horizonte infinito, donde no había espacio para el.

Se alimentó al mismo tiempo de leche y lágrimas. Las que ella derramaba y se que se mezclaban en su pecho, y el se acostumbro a su sabor, al sabor de la pena, de la desesperanza. Sabor a vida y dolor. Sabor que iba alimentando su cuerpo y ahogando su alma.Pero nunca fue capaz de llorar.


Y así creció, olvidándose casi de respirar, andando descalzo, despacio, para no hacer ruido, para pasar inadvertido.

Aprendió rápido. Decidió convertirse en un coleccionista de lágrimas.Fue coleccionando lágrimas y aprendiendo de ellas y de la gente que las derramaba.

Lágrimas de vida,las primeras de un recién nacido.
Lágrimas de desesperación, que brotaban de la injusticia.
Lágrimas de amor y desamor, por lo amado y lo extraviado.
Por una vida perdida,lágrimas de recuerdos.

Así fue pasando su vida, guardando sentimientos, quereres y sentires. Hasta que un día, cuando menos lo esperaba sus ojos se encontraron con unos ojos y unas lágrimas que no había visto nunca y que no sabía descifrar. La mirada lo turbo y lo desconcertó. Descubrió lágrimas llenas de nostalgias, de anhelos, los mismos que él había ido guardando durante tanto tiempo.

Se acercó despacio, sin miedo y se miró en esos ojos llenos de vida y se vio. Vio su alma, vio que era hermoso y que tenían amor para él. Y de pronto lloró. Lloró todas las lágrimas que jamás había derramado, se vació. Se abrazaron y sus lágrimas se mezclaron. Entonces descubrió el sabor de otras lágrimas, las mas hermosas, las mas desconocidas, las que tanto había temido, las de la felicidad.
Se dejó amar y amó






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