Luces de Neón
se cuelan por las rendijas,
la brisa hace bailar las cortinas.
Pupilas dilatas, fijas en la nada
excesos, descansan en la almohada.
En una habitación desconocida
la vida gira en calma.
Sueños de luz y sal,
sábanas revueltas,
ropa desordenada,
besos robados a la oscuridad.
Entre caricias y suspiros
se desprende el alma,
han perdido la razón,
no sobrevivirán al amanecer,
al alba, echaran
sus alas a volar.
Sin razones que entender
se perderán en las grietas
del destino
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