Arde a rabiar
mi alma.
Imaginando
el tacto de tu piel.
La noche, el silencio
invitan a quererte.
Mi respiración se acelera,
mis labios,
indefensos, tiemblan.
Las barreras de mi memoria
se deshacen.
Me detengo, escucho y compruebo,
tu corazón, quiere.
Se desvanecen
los vacíos que cruzaron
la distancia
para alojarse en el corazón.
Sin temor a sentir,
me entrego a ti.
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