Así fue,
con el puerto al fondo,
el mar, la luna,
hechizo de luz,
salitre y calma
que, con un te quiero
me regaló.
A veces,
para poder continuar,
hay que parar el mundo.
En la eternidad
de tu abrazo,
me pude parar.
Pude devolver
la cordura a mi corazón
que no encontraba
sentido a mi locura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario