Sin querer
lo que creímos eterno
se volvió efímero.
El roce de mi piel
te pasó desapercibido.
Desgastamos el cariño.
Inventamos un mundo
solitario y lejano.
Extinguimos el futuro
y tu asusencia,
se hizo fuerte en mi soledad.
No buscamos excusas
para amarnos mas.
Ignoraste las señales de socorro
que mi alma te enviaba
y ahora el mundo
gira en distinta dirección.
La rutina
se hizo un hueco
en nuestra vida.
Se volvieron mentiras
todo lo que una vez
nos prometimos.
Se nos fue
muriendo el corazón.
La rutina, gota a gota perfora la piedra, desvanece el rubor de la candidez y poco a poco nos conduce al adios, antesala del olvido.
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