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sábado, 17 de agosto de 2013

en el hueco de mis manos




El cielo en mis brazos,
en el hueco de mis manos,
un beso un deseo y un suspiro.

La lluvia sonreía,
llena de melancolía,
mientras, un lucero encendido
guardaba agonías.

Miraba el horizonte
y le pedía 
a una estrella fugaz
cada vez que aparecía:

"Que yo sea,
su infinito pensamiento".

Para que siga recordando,
que no puede olvidarme.

Amor de madrugada,
ese, será mi pequeño consuelo,
que no se apagó del todo
la luz del cielo
y el sol aún me puede abrazar.

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