Me desperté
prendida de tus sueños
y aún sentía tu calor.
¿Quién te dijo,
que yo,
quería tu adiós?.
Si te dejé espiar mi alma,
para que descubrieras,
lo que nunca, nadie vio.
¿quién te dijo,
que tenías que marcharte?
Sin tan si quiera dejarme,
el recuerdo de un abrazo?.
¿Como te diré ahora,
lo que nunca te dije ayer?.
Esperaré dormida,
al día que quieras
pintar otra realidad,
y quieras volver,
al descubrir,
que todo valió la pena.
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