La amó,
para vaciar el violento deseo
que le había asaltado
con los primeros albores
de la mañana,
marcando con la aurora
el tiempo de los amores.
Un cuerpo a cuerpo
que mira hacía el sueño
en un abrazo distinto.
El no podía olvidar
a la mujer
que le había fortalecido
el alma,
la había recompuesto.
Y se pierde en su deseo,
tiene sed de ella,
de su cuerpo,
de su boca,
se desliza dentro de ella
abierta y dulce.
Ella ondula sobre él.
Y el se va más lejos,
dentro de ella
renace...
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