domingo, 2 de diciembre de 2018

Duelo de voluntad


El destino ha de emprenderse en silencio.”

                                   AGNES GEORGE DE MILLE






Contempló las grietas del techo y se sintió terriblemente sola. Sus ojos cerrados se llenaron de lágrimas, empezaba a notar el otoño, el lento y silencioso poder de la soledad empezaba a hacer mella en ella.

Su expresión era distante, sus pensamientos lejanos, una sonrisa apenada asomo a sus labios, no era capaz de pensar. La mirada perdida, un vasto vacío en su interior, no había consuelo posible. Su vida era silenciosa, un presente suspendido. Intentaba escuchar la voz de Dios pero no esperaba más respuesta que el silencio.


Atrapada en las cenizas de lo que una vez fue su vida, descubrió imágenes que evocaban deseos, recuerdos, dolores presentes, esplendores pasados, anhelos frustrados y un dolor que persistía agazapado en algún lugar de su interior.

Se recluyó en su soledad, como si así pudiera borrar la pena de su corazón. 
Lloró, lágrimas de amor, de perdida, de miedo y angustia .
Y pensó...

Y si todos los recuerdos
que habitan en mi
se fueran para siempre,
para nunca volver.

Y si no existieran ataduras,
si pudiera flotar,
sentir que en el mundo
no existe nada
que me pueda dañar.

Y si pudiera vivir
ciega de sueños,
como si en un abrir 
y cerrar de ojos
pudiera esfumarse todo.

Y si empiezo a perder
añoranzas,
a olvidarlo todo
para poder soñar de nuevo.

Y si las voces empezaran
a convertirse en un murmullo,
se fueran alejando
y todo se envolviera
de una extraña calma.

¿Estaría preparada para desprenderme
de los anhelos
que dan consuelo a mi alma?.

Y decidió.
Emprendió un viaje decisivo que todo lo cambió.
Eligió el camino seguro de la vida. Otros senderos que la llevaron lejos, encontró la forma de esquivar el dolor.
Aprendió que la oscuridad podía no ser tan oscura. Se desperezó y despertó de un largo sueño.
Obligó a sus deseos a que dejaran de revolotear como mariposas libres por su alma y descendió de golpe a la realidad.







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domingo, 28 de octubre de 2018

Negro impar y pasa





"El destino baraja y nosotros jugamos"

                          Arthur Schopenhauer.









Ahora lo sabía,
tenía que escapar,
alejarse, apartarse.

Deseó correr, huir,
huir lejos antes de ver
el instante más oscuro
reflejado en sus ojos,
pero siguió mirándole,
como si en lugar de verlo,
quisiera atravesarlo.

Necesitaba hablar, decir algo,
desnudar los deseos
más íntimos que guardaba
en su corazón,
más, lo que ya no se comparte
no necesita de palabras
y tan solo el sonido 
de un llanto ahogado
escapó de sus labios.

Dudas mezcladas
con aceptación,
lágrimas
que escocían el alma.

Su mundo se había llenado
de colores lúgubres,
sabía que no había
vuelta atrás,
que nadie podía ayudarla,
y sola, tendría que enfrentarse
a lo desconocido.

Sintió que quería estar
en otro sitio,
todo lo que ella había sido,
todo lo que había deseado
cuando todo estaba 
aún por venir,
fue olvidado, relegado, negado.

El dolor de sus heridas viejas
fue aceptado
y la vida,
se le hizo llevadera,
aún sintiendo su presencia
cada despertar.





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sábado, 8 de septiembre de 2018

El frío del alma






Fatiga de estar vivo, de estar muerto, con frío en vez de sangre, con frío que sonríe insinuando por las aceras apagadas. 

"Un río, un amor" (1929), Luis Cernuda

















Callada y cansada
envuelta en un vacío
frío y sin luz.

Frío,
como el color del cielo
antes del aguacero.

Con un corazón 
que palpita con zozobra,
no se que hacer,
si quedarme quieta
o irme para siempre,
para no volver jamás.

No dejo que la duda 
me atrape
y echo a andar
pero, 
quiero elegir
un camino con un 
destino adecuado.

Quiero marcharme,
escaparme del sudor
de las pesadillas,
del dolor de los insomnios,
de la confusión
que no me deja pensar.

Me da igual
donde voy,
camino hasta desgastar
la suela de mis zapatos
y voy llenando mi silencio,
nacido del dolor
de unos sentimientos
que no podía tener,
de canciones hermosas.

Voy llenando el vacío
de una soledad
que todo lo abarca
y todo lo llena,
compartiendo mi tristeza,
aliviando mi melancolía
que me hace sentir
perdida e indefensa.

Voy dejando jirones 
del pasado
por el camino
y sigo caminando,
como si mis pies 
no rozaran el suelo,
como si mis manos
no tocaran
lo que me rodea,
como si mi corazón
no pudiera acoger
lo que verdaderamente
me importa.

Camino y camino
ausente y ajena
como una veleta
a merced del viento
y me voy desprendiendo
de la sensación asfixiante
de desamparo
que durante tanto tiempo
ha sido mi acompañante.






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miércoles, 29 de agosto de 2018

Destruyendo a la bestia







Si alguien pregunta:¿Qué son esas heridas que traes en el pecho?; la respuesta será:
"Son las heridas que me hicieron en la casa de quienes me aman"


                                                      Zacarias 13:6







No conocía de la vida
más que sus penas.

Perdida entre los infinitos
rincones de su alma
y sus silencios
acumuló el miedo
hasta que se desbordó,
cansada de tanta
pena sin sentido.

Dejó escapar sus gritos
durante mucho tiempo
silenciados.

Se despojó de su armadura
hecha de lágrimas de plata
y se enfrentó valiente,
temeraria,
a la bestia.

Aprendió a desprenderse
del miedo.
Su corazón dejó de latir
con zozobra.

Se estiró todo lo que pudo
casi hasta tocar el cielo,
pues el temor
había encogido su cuerpo.

Olvidó,
lo que convenía olvidar,
para poder continuar,
olvidó,
lo intolerable.

Las promesas fallidas
quedaron  enterrradas
en el cementerio
de sus recuerdos.

Su mundo
se volvió infinito,
porque  aprendió a despreciar
su destino
y se inventó
uno nuevo.

Inventó risas
que nunca existieron,
bailó al compás
de la más bella canción.

Aprendió a entender
el orden de las cosas,
el porque de los sucesos
y la importancia de los hechos.

Su mente olvidó
lo que su alma nunca pudo
pero vivió libre
feliz
y viva.



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domingo, 26 de agosto de 2018

Distancias








Hay algo muy sutil y muy hondo en volverse a mirar el camino andado… El camino en donde, sin dejar huella, se dejó la vida entera.
                                                Dulce María Loynaz







Protegido por la distancia
te acercas a mi
mientras de ti, yo me alejo.

Desde la otra acera
pareces tan solo niebla,
eres una mirada
que habla en silencio.

Me has visto mezclarme
entre la gente,
caminar por la calle
hacia un destino
al que nunca llegaras,
girando mi rostro
para redescubrir mi pasado
y volver a abrir mis heridas.

Te he visto sin verte
te he sentido sin respirarte.

Amor inquieto
me pregunto,
que habrás sentido
atrapado en el recuerdo.











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sábado, 25 de agosto de 2018

Viento




Pensó en los vientos de la vida, porque hay vientos que acompañan la vida: el céfiro suave, el viento cálido de la juventud que más tarde el maestral se encarga de refrescar, ciertos ábregos, el siroco que te abate, el viento gélido de tramontana.                        "El tiempo envejece deprisa"  


                                                     Antonio Tabucchi       














El reloj vuelve a dar la hora,
oigo al viento cantar
una melodía triste y fría,
aires de calamidad,
pero el viento juega 
a mi favor
disipando la niebla.

El canto de la brisa
calma mi llanto,
el aire jugando con mi pelo
aclara mi mente.

El viento con olor a mar
me devuelve recuerdos
olvidados,
olor a sal,
que me aíslan del presente.

Pero a veces, debo protegerme 
del viento,
que me habla de ti
para no dejarme arrastrar
hacia la tormenta.

Entonces me dejo acunar
por la brisa, me duermo.

El viento sopla y se lleva
los malos sueños.
Tu recuerdo juguetea, flotando
en el aire que me envuelve
con su abrazo
y puedo sentir tu olor
en mis entrañas
y entonces la pena
se aquieta porque vuelvo
a sentir
que te quiero.















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martes, 14 de agosto de 2018

Oblivion


He vivido sin sentir desde hace tanto la pérdida que ya no duele; y rutas y reflejos del mundo me dejarán flotando en libertad.

                                                                                                                 Robert Lowell














Se quedó varado,
la vida 
se volvió indiferente.

Se refugió en recuerdos
de los que era 
incapaz de salir.

En la tristeza
de sus lágrimas
toda su pena 
que le ahogaba.

Se volvió invisible,
se llenó 
de impaciencias contenidas.

Descubrió que siempre
hay algo frágil
en el silencio
que a veces se hace
insoportable.

Que los anhelos
se convierten
en desesperos.

La mirada se le volvió
más oscura,
la desconfianza
en su alma
anidó
y su corazón dió
cobijo a la discordia.

Su voz ahogada
se hundió en la tormenta.

Más callado y solitario
que nunca,
acarició sus lágrimas,
sereno e impasible,
libre al fin,
lo acepto.

Debía perderse 
para encontrarse,
intentaría pasar de puntillas
sorteando un agujero negro,
evitando caer,
bordeando todos los peligros,
con cautela,
hasta encontrar
un punto seguro.

Huiría, avanzaría, escaparía,
se escabulliría de ella,
por miedo a hundirse
en la penumbra
y desaparecer.














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jueves, 26 de julio de 2018

Un mar para esperar





No más palabras. Las conocemos todas, todas las palabras que no deben ser dichas. Pero has hecho mi mundo más perfecto

                                                      Terry Pratchett 









Entre un millar de dudas, un susurro:
 -Tengo algo que decirte.

De arriba a abajo, un desagradable escalofrío recorrió su cuerpo. Se recostó sobre si misma, observando tras la ventana la línea que formaba el mar en el horizonte.

 Respiró. Sabía que su mundo se iba a volver loco, de repente todo se había precipitado y no sabía cómo controlarlo, desgraciadamente, intuía que para cuando lo descubriera, sería demasiado tarde.

Ni la luz radiante del cielo, ese día de verano, consiguieron aplacar la sensación de amarga ansiedad. Y eso, solo era el comienzo.

No se veía capaz de hacerle frente. Volvió a notar que el aire le faltaba, y de pronto un nudo empezó a comprimirle la garganta.

 Se incorporó, abrió la ventana, entonces pensó que el mar se hizo tal vez para la espera, respiró despacio para poder afrontar el momento que se acercaba y lo que lo reduciría todo a escombros.

Se giró, se acercó, y se dispuso a escuchar, aunque lo que realmente quería era tornarse invisible.

-!No!, es la única palabra que recuerda, la que cerró las puertas de alma, de su vida.

-Todo irá bien, ya lo veras, estarás bien. Lo escuchó decir.


-Lo sé... mintió.



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martes, 24 de julio de 2018

Sin posdata


Las cartas no son más que un trozo de papel. Aunque se quemen, en el corazón siempre queda lo que tiene que quedar; por más que las guardes, lo que no tiene que quedar desaparece.”

                                             HARUKI MURAKAMI
















                                        En algún lugar lejos de ti, julio de 2018.



Mi querido amor perdido, quizá el recibo de esta carta te remueva emociones, sensaciones, recuerdos, quizá la conciencia y la rompas rápidamente en mil pedazos, como una vez rompiste mi alma, pero si tuvieras la paciencia de detenerte y leer con el corazón cada línea, entenderías que no cabe rencor ni amargura en mi.

Debo recordarte que lo que una vez fue alegría se volvió tristeza, la duda se  coló en nuestras vidas y un cansancio profundo nos hizo abandonarnos.

 No conseguimos encontrarnos, fingimos no vernos, nos esquivábamos para no rozarnos, no alzábamos los ojos para no encontrarnos en nuestras miradas que eras el reflejo del dolor, la perdida y el sufrimiento. 
Dejamos de hablarnos, el silencio entre nosotros se fue amplificando, y así seguimos, presentes y ausentes a la vez. La distancia se hizo tan grande…

No te apures, mis letras no son un reproche, pero no puedo seguir viviendo pensando en cosas tristes, mi corazón no aguanta ya más el luto por tu amor perdido. 

Has de saberlo, no por gusto sino a la fuerza, mis letras son las que ponen voz a mis labios callados que han puesto límites y se niegan en rotundo a decirte lo que hoy ellas te dirán, adiós, por y para siempre adiós.

Tengo que despedirme porque no te de dejo de pensar, te has convertido en un pensamiento huidizo y no puedo seguirte más.




                                                        La que una vez fue tuya.





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jueves, 19 de julio de 2018

Lágrimas azabaches



Porque ninguna lágrima rescata nunca el mundo que se pierde ni el sueño que se desvanece.


                                   Juana de Ibarbourou








Siempre llora,  y un pájaro solitario llega volando al quicio de su ventana y alegre se pone a cantar, no sabe porqué le recuerda a él.

Llora por tantos años perdidos, derrama lagrimas, solloza, noche tras noche se va llenando de lastima el corazón, la asfixia, se va enraizando en su alma.

Un nudo en la garganta, un nudo que ata otro nudo.
Le esperó estaciones enteras, el viento, se llevó sus preguntas que no le devolvió ninguna respuesta. Se fue sin más, sin despedirse y se quedó sola, acompañada de la oscuridad y el eco de sus palabras resonando en su interior.

La dejó perdida en algún lugar en medio de la nada. Ya no quedaba nada de él que la hiciera sentir a salvo. Sintió por primera vez la tristeza, a partir de entonces ese sentimiento iría unido a ella, como el calor ardiente del verano pegado a la piel.

Maldijo a la soledad, que olvidarle no le dejaba. El silencio fue su opción, lo dio todo por perdido. Con el rostro surcado de lágrimas se entregó a su pena, empezó a percibir que su resistencia se quebraba mientras se perdía en su recuerdo.

Respiró hondo y miró al cielo encadenada al mutismo, de repente todas las estrellas se volvieron fugaces. Algo se removió en su interior y sintió que necesitaba un momento para poner en orden su universo. Rumores de vida la acosaron, “Lucha, no te dejes vencer”. Se dio cuenta de que el silencio no la llevaba a ninguna parte.

Encontró cientos de razones para abandonar sus recuerdos, esos que la acosaban. Eran trozos, retales de su vida y los fue guardando en cajas imaginarias en lo más profundo de su memoria.


Se tragó su tristeza, la resignación reemplazó a la melancolía. Diluyó todas sus ilusiones con el agua salada de sus lágrimas, las últimas que brotarían por el pasado, para asumir el control de lo incontrolable.





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